Rigi

Rigi, con nombre italiano pero que queda en el corazón de la suiza alemana, es un cerro con una vista privilegiada. Está ubicado, creo, en el cantón de Uri, el mismísimo de los crucigramas, aunque, esto es importante anotar, Suiza es tan pequeña y estos cantones, los originarios de la confederación suiza – los que rondan el Vierwaldstätersee – son tan, pero tan pequeños y se encuentran tan entrelazados qué, para no alargar mucho la cosa, es muy posible que Rigi no se encuentre en Uri, sino de pronto en Luzern o, Schwyz. (Ya lo revisé en google, la mitad de Rigi queda en Schwyz, la otra mitad queda en Luzern… Uri queda super lejos para los estándares locales – 40 kilómetros – ya entenderán mi confusión).

Para subir a Rigi primero hay que llegar a su pie de monte, obvio, lo que no es obvio es que se puede llegar por tren o por barco. Si es por barco, es porque se viene desde Lucerna en uno de esos super turísticos botes que van por el Vierwaldstätersee. Si es por tren, es porque se viene desde cualquier otro lugar de la Helvecia. (En ambas opciones se debe tomar después un funicular que se trepará por la montaña a paso lento pero seguro; siguiendo su rígido itinerario qué, haciendo honor a la tierra donde se encuentra, 1 minuto de retraso será recibido por los pasajeros con volteadas de ojo y quejidos pero, como normalmente los retrasos se cuentan en segundos, los pasajeros, calladitos se sentarán, normalmente vestidos y preparados para una caminata montañesa ) En fin, en tren he llegado y en Arth-Goldau me he bajado. Arth es un pueblo en el borde del lago Zugersee, Goldau está entre el Zugersee y el Lauerzersee y es quien posee la estación del tren con ambos nombres.

Así pues, desde Goldau, la primera vez, en invierno, en el funicular me he montado y así, despacito, con nadadito de perro, arriba he llegado para ver… ¡nada!

Nada, pero muy bonita la nada, como todo por aquí. En esa ocasión, das Nebelmeer llegó para quedarse e inundar la suiza con su neblina y dejar los picos alpinos como islas prominentes salidas desde el mismísimo fondo del mar – Nebelmeer quiere decir mar de neblina – . Al fondo los picos de los alpes, en la mitad, las montañas de Schwyz y pedazos del mismísimo Rigi. El punto de donde las fotos han sido tomadas no es más que un restaurante lleno de chinos con su respectiva estación de tren y varios miradores.

das Nebelmeer

das Nebelmeer, el mar de neblina

El funicular, la estación de Rigi Kulm

El mar de neblina

Los alpes

Direcciones abstractas

Pedazo visible de Rigi First

El tren para los turistas chinos

El bosque nevado

En Rio de Janeiro está la foto tropical

Nadando dentro del mar de neblina

 

La segunda vez, ahora en primavera, otra vez en Goldau, me he tomado el esfuerzo de trepármela a pie. Goldau queda a unos 500 metros de altura. Rigi Kulm, la cumbre con mejor vista, – y más alta – está a unos 1600. Es un poquito menos que salir desde el río Medellín hasta la vereda El Plan, arriba de Santa Elena en línea recta. Se ascienden unos 1300 metros pasando por lindas praderas, fincas con vacas de museo, bosques, y raros parches de nieve qué, aunque el calor que hace es bastante, vaya uno a saber por qué se aferran con tanta obstinación a la montaña y a la idea de un invierno ya, de hecho, ha acabado.

El camino, comienza siendo un sendero asfaltado. Apenas se adentra en el bosque, el asfalto desaparece y se transforma en un caminito de tierra que pasará por muchas etapas entre carreteable, caminable y en ciertas ocasiones, inexistente. Eso no presenta ningún problema; en caso de duda, voy para arriba y listo! – además, los senderos, así no estén presentes a simple vista, tienen señalización: cada vez que se llega a un cruce este tiene pintado en algún árbol un rombo amarillo, la señal a seguir –.

La topografía caminada

Los que se subió

La subida de estos 1300 metros de ascenso y 11 kilómetros de recorrido toma un poco menos de 2 horas, si se está en modo atletico, como lo estuve yo, y ya estando uno arriba, rodeado de motas de nieve, nota uno lo sudado que se encuentra; sudado de pies a cabeza para ser recibido por un viento helado que lo atraviesa a uno de lado a lado. El mirador en esta ocasión ya no tiene el Nebelmeer, sino, en cambio, presenta una panorámica de media Suiza. Las montañas de atrás siguen siendo las mismas, los Alpes, al frente se puede ver el Rigi en toda su extención, y además todo lo que anteriormente había tapado la niebla: Arth, Goldau, el Zugersee, el Lauerzersee, el Vierwalstätersee – el mismo de Lucerna –, al fondo, como gran sorpresa para mi se lograban ver tres lagos; en un mini valle se encontraban los Hallwilersee y Baldeggersee, en otro se alcanzaba a ver Sempachersee. Estos nombres no dirán nada al lector, son simples lagos, pero ya verán en próximas entradas cuando describa la vuelta en bicicleta entre Bellinzona y Basilea, cuando pasé por estos lagos creyendo que estaban lejísimos; sin embargo, ya aquí, montado en el Rigi Kulm se puede uno dar cuenta lo chirriquitica que es la Suiza y como todo queda super cerquita aunque aparente estar más lejos… (los trenes o las rutas en bicicletas deben rodear todas las montañas que tiene el país para ir de un lado a otro, así que cree uno que todo queda más lejos).

En fin, la bajada del Rigi es en Funicular con un poco de pena con los vecinos por los olores que el cuerpo propio pueda emanar.

Fincas en Arth

Las perfectas vacas

El caminito dentro del bosque

Vista del Lauerzersee

El mismo lago, una finca y los alpes detrás

Nieve que se niega a aceptar su destino

Banquita para descansar y un camino mejorado

El Vierwaldstätersee, el Zugersee y un pueblito llamado Küssnacht, el besito de noche

Los alpes desde Rigi Kulm

Parte del Vierwaldstätersee

Rigi Klösterli y los alpes detrás