Salt Lake City

Vuelve la bitácora a viajar. Al parecer la lógica imperante en lo que respecta a las rutas a escoger esta vez no se cumplió. Por cuestiones económicas, el viaje a Salt Lake city fue hecho en tres tandas, las cuales requirieron tres vuelos retrasados, un montón de paciencia y otra tanto de estrés. El vuelo original salía de Medellín rumbo a Fort Lauderdale a las cálidas doce de la noche pero, por cuenta de vaya uno a saber qué, terminó despegando a las también cálidas dos de la mañana. Allá, debí pasar por los 5000 escáneres de seguridad para esperar en una sala común y silvestre el vuelo hacia New York. Salí en otro vuelo retrasado hacia la famosa metrópoli pero en mi cabeza consideraba que todavía tenía tiempo para dar una visitica a la ciudad mientras hacía tiempo para el vuelo a Salt Lake. Pues resulta que alguien se suicidó/se dañó el tren que volvía a Jamaica, la estación del aeropuerto. ¡Quien dijo estrés! Después de mil cambios de lineas de metro logré llegar a tiempo para tomar el último vuelo. La ruta entera se llevó, desde José María Córdoba hasta Salt Lake City, 25 horas; de las cuales las últimas 4 comencé a delirar (se me fue la mano con el solpidem). Tanto, que en algún momento le confirmé segurísimo a mi vecina que ya habíamos pasado con el avión sobre el destino y que íbamos a dar una vuelta para aterrizar; al parecer mi mente ya había decidido como era la ciudad que no conocía y en mi estado de medio zombie se apareció ante mis ojos hasta en sus más mínimos detalles; cuando lo más seguro era que se trataba de algún pueblito gringo. La vuelta duró dos horas más y a donde aterrizamos no tenía nada que ver con lo que yo tanto juraba era mi destino.

En Salt Lake no hay mucho para ver. Esta ciudad es una urbe que podrá ser calificada como típica de su país. Su mayor atractivo es el vaticano de los mormones, acá llamados LDS, no confundir con la droga, es Last Day Saints, los santos del ultimo día, y su grácia consiste en que su doctrina está basada en un tercer testamento del cristianismo que en vez de aparecer por las palestinas como todos los testamentos cristianos, este apareció, así, como de milagro, en Nueva York. El testamento cuenta la historia en un tal Nephi, de época bíblica, quien junto con sus 4 hermanos descubre la verdad. Ellos son israelitas pero obvio, para ser una épica profética, deben ser expulsados de Jerusalem, y así, tal cual, sucede. En el camino a un mejor sitio donde asentarse, de los cuatro hermanos solo Nephi continua viviendo bajo las directrices de la verdad revelada; en cambio, sus hermanos no. Por lo tanto el y sus descendientes son los elegidos, los Nephitas, de piel blanca y los otros, los más oscuritos, son los excluidos, los deselegidos (Lamanitas). En fin, de tanto viajar Nephi y su grupo terminan en suramerica, más exactamente centro america donde los elegidos conviven con indigenas Lamanitas, quienes no tienen nada que ver con los mayas sino que son descendientes de los judíos, y habitan en una ciudad con arquitectura griega – me atiendo a lo que vi representado en centro de convenciones – la cual al final fue destruida por un terremoto que había sido profetizado por Nephi.

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En algún momento de la historia los deselegidos Lamanitas tienen una guerra con los elegidos y pierden. Como los Nephitas son tan buenos (righteous), se abstienen de masacrarlos. Después, por cualquier otro motivo, tienen una segunda guerra pero en ésta los originales Lamanitas que no habían sido masacrados se niegan a pelear y sus respectivos hijos pelean por la causa de los elegidos… en cuatro años de guerra no muere ninguno de ellos. Al final no sé porqué se extinguen pero Mormón, un apóstol, en su lecho de muerte deja los mandamientos nephitas a su hijo Moroni, quien es el último de la estirpe. Estos mandamientos venían escritos en unas hojas de oro que pasaban 30 kilos con todo su contenido escrito en hebreo y en jeroglíficos egipcios, no me pregunten por qué. En fin,  Johseph Smith, un newyorkino, dudando entre convertirse protestante o católico, es iluminado por dios que le dice que no debe escoger sino inventarse su propia versión. Encuentra en un bosque los mandamientos nephitas y los traduce al inglés, aunque nunca pasó de tercero de primaria. Por lo tanto, él, quien es el nuevo elegido, comienza a profetizar la nueva verdad. Como 30 kilos de oro es algo bien apetecido aquí, allá y en cualquier parte, el espíritu de Nephi, o dios, los desaparece, aunque hay ocho personas que juran y rejuran que sí existieron. En fin, este Joseph arma su religion con doce apóstoles y todo, y es expulsado de New York rememorando las faenas de los judíos en palestina. Se pasan a otro estado, de allí son echados de nuevo, se van al siguiente estado y así, entre expulsiones y nuevos reasentamientos terminan en Utah, donde fundan a Sión y se establece el vaticano de ellos.

Al igual que los musulmanes con la Meca, los mormones de todo el mundo deben ir a Salt Lake en una peregrinación-misión para… no tengo idea, normalmente se hacen misiones religiosas donde hay que evangelizar, aquí, al contrario, los ya envagelizados van a Salt Lake a… todavía no se qué… de pronto encontrar la verdad.

En fin, el vatimormón es gigantesco. Realmente grande e imponente, parece un bunquer. Andaba yo por ahí turisteando cuando pasé por el Conference Center, donde hacen conferencias anuales doctrinarias, cuando me dieron ganas de mear. El tour era gratis y fijo ahí había un baño. Fue la meada mas contenida del mundo… con un guía acompañándome y contándome toda la historia de Nephi, mas datos arquitectónicos del teatro gigantesco (es para 21.000 personas sentadas en cómodas sillas de cuero, sin columnas que sostienen el techo, construido con una estructura traída de Bélgica y con equipos de iluminación y acústicos de ultima generación) me demoré como una hora de relatos antes de poder devolver al mundo la botellita de agua que tres horas antes me había tomado. Al lado mío mientras me relataban cuadro por cuadro, apóstol por apóstol pasó otra guía hablando en español y llevando a una mexicana a mil por todo el edificio. Me dio una envidia enorme, eso me pasa por hablar inglés y hacer cara de interesado. En fin, cuando me lea la bíblia mormona, the book of mormon, que ya bajé al kindle, les relato bien la historia, por el momento confórmense con esto.

Acá los dejo con fotos de Salt Lake City

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Edificio de los mormones (todo el centro de verdad es de ellos)

 

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Callecita en el centro

 

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Tabernáculo con misioneros de todo el mundo

 

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#hallelujah, hashtag para twitter religioso

 

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Centro de conferencias

 

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El templo principal de los mormones

 

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El templo con el tabernáculo al lado

 

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Otra perspectiva del templo

 

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Y otra… notar las escaleritas de ingreso

 

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El órgano del tabernáculo. Contiene la bobadita de 11,623 tubos, 147 tonos y otro montón de cosas que un par de manos musicales nunca podrán tocar a plenitud

 

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Grabados religiosos que se parecen a los cosmonáuticos rusos

 

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El centro de conferencias

 

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El centro de conferencias

 

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Teatro dentro del centro de conferencias, con 21.000 asientos y ni una sola columna sosteniendo al techo

 

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el órgano del centro de conferencias también es exageradisimo de grande

 

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Reflejos debajo de una fuente en el conference center

 

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La foto de los nephitas israelitas ojiazules con los indios Lamanitas y las ruinas en guatemala, griegas.

 

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Mas del teatro

 

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Solo una cuadra después del centro

 

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Vista desde el techo del conference center

 

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El valle de Salt Lake que de verdad se llama Great Basin

 

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El típico centro comercial centrico y verdadero corazón de la ciudad

 

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Arboles otoñales

 

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Palomas

 

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Otro centro comercial en el centro

 

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Policías y bomberos evangelizando niños sobre sus oficios