Messina

Dice Wikipedia que la historia del fantasma de la opera sucede en la opera de Paris. Ahí, Erik, el fantasma, compositor y villano de la historia, ayuda a Christine a subir escaños en la jerarquía operística cometiendo crímenes y componiendo operas. Erik, deforme facial como el que más, esconde su rostro bajo una máscara. Cuando hay opera aparece en escena con la máscara puesta; cuando no hay, se esconde en el interior del edificio para componer música, planear atentados y esto me imagino yo, soñar cosas sucias con Christine y quejarse de su soledad y mala suerte en la vida. Lo entiendo, si uno tiene una cara tan deforme que asusta a la gente, es posible que no le apetezca salir a la rue Montparnasse a pavonearse; Paris es muy cosmopolita, está retaqueada de gente. Lo único que conseguirá alguien caminando enmascarado por la calle serán muchas miradas y quien quita, pánico por confundirlo con un terrorista o risas por considerarlo un loco bufón. En fin, Erik bien hace en esconderse; en la época que el libro se escribió no estaba de moda el cuentico de que uno es lindo por dentro, uno es especial solo por ser y mucho menos a él, su madre le dijo que apenas la gente viera de lo que era capaz, lo admirarían y hasta los bullies le pedirían perdón y después el autógrafo. No. Eso no pasaba, ni pasa ahora; solo son cuentos para aplacar la tristeza de los abusados dándoles un poquito de esperanza para el futuro. Si acaso a Erik le hubieran dado ganas de un kebab, se lo habría que haber cocinado él mismo. Si quería ver el eclipse lunar, se lo tendría que haber imaginado. Si deseaba ir a una disco para conseguirse una chica, debía pintarla en algún papel y masturbarse solo con su imagen (me imagino que con el tiempo las capacidad de representación pictóricas aumentaran enormemente según el crecimiento hormonal). Su vida era solitaria y seguiría siéndolo por siempre, sin embargo, el hecho que fuera sea feo, no tuviera amigos y la gente quiera evitarlo no quería decir que debía quedarse encerrado día y noche. Bien puede ser uno miserable, depresivo y acomplejado con un poco de aire puro, con un poco de luz del sol o bañado por la luna. En fin, si acaso existe entre los lectores alguno que se indentifique con Erik y desea salir de su cueva, he encontrado el lugar perfecto para pasearse sin que nadie lo vea, nadie lo moleste y nadie lo juzgue: Messina un domingo!

Hemos viajado a la ciudad de Vicenzo Nibali y aparte de la linda arquitectura no hemos visto nada, ni un ser humano, ni un carro… a duras penas encontramos donde comer algo!

Vale la pena aclarar que el motoneto esta ciudad ya la había visitado en el pasado y bastante le había gustado y por eso la había promocionado hasta el cansancio. Lamentablemente, visitarla un domingo es un error. Está muerta, tan muerta que el fantasma de la opera se podría pasear sin máscara, o en pelota si así lo decidiera y nadie lo miraría!

El estrecho de Messina. Reggio Calabria al fondo.

El Duomo

La torre del Duomo

El único restaurante abierto en la ciudad

Notar la cantidad de gente en las calles (y en las fotos anteriores)

Vía sin nada ni nadie