Llegó el turno en este blog para Moab, el paraíso de los ciclistas en el que no monté en bicicleta. Habrá que hacer notar a los lectores del blog que primero, en esta época del año por estos lares hace bastante frío y segundo, no tengo bicicleta. Dicho esto, el paseo por Moab necesitó de un carro y dos patas. El carro es obligatorio, pues en este país si no se anda en carro literalmente nada se puede hacer. Con este cruzamos desde el cañón del colorado todas las reservaciones navajas, apaches y hasta la capital indígena del norte conocimos, un pueblito llamado Tuba, nada especial. En fin, atravesamos durante un día entero media Arizona y todo el desierto de Utah hasta que por los lados nevados y parques naturales empezaron a decorar el horizonte. Los desiertos muy lindos; las montañas también. Llegados a Moab nos vimos obligados a seguir el cañón del colorado hasta llegar a nuestro sitio de dormida, justo a la orilla de este famoso río. Vale la pena aclarar que de corriente pocón, pocón y de caudal más bien mediocrecito. El río como tal no tiene ninguna importancia aparte de ser el único cauce de agua (así sea poquita) que atraviesa todo el medio oeste gringo. Ah, hablando de gringos: ya sé de donde viene la palabra gringo. Durante la guerra entre México y USA, los americanos llevaban ropa verde y cuando cargaban contra los mexicanos se animaban entre si gritando a todo pulmón “Green, Go!”
Pasado el importantísimo dato, volvemos al carro y lo dejamos en un parqueadero al lado de la carretera dentro del Arches park y de ahí comenzamos a andar en dos patas como anteriormente se había mencionado. La tracción propia nos lleva por unos caminitos fáciles dentro del parque que aunque nevados, no son resbaladizos como los de Zion. Caminamos sobre arena rojiza limitada por los lados por nieve. Visitados los primeros arcos, continuamos la caminada y ahí la cosa comienza a ascender. Aquí no diremos que la subida es continua y bien trazada, de hecho hay que subirse por unas rocas hacia una especie de punto alto en el que el suelo se caracteriza por estar completamente congelado y para tristeza del hombre de las suelas planas, llena de hielo resbaladizo. En fin al final era dificilísimo caminar, arrastrarse en cuatro patas, medio escalar, el hielo hacía el moverse toda una autentica proeza.
Llegados a los arcos dobles, media vuelta y para el carro otra vez. La verdad es que esta es una frase muy corta para todas las horas que nos tocó caminar hasta poder ver el carro de nuevo.
Lindos cielos que hace mucho no veía
Otra parecida
Carretera paralela al río y vecina de los famosos arches
Más del río colorado
Parque de Arches
Chinos tomando fotos
El desierto cuando esta nevado
Uno de los arcos
Bambi buscando a su mamá
Caminito en el desierto
La roca que filtra turistas… los pocos que suben tienen el placer de ver lo mejor
Paisaje desde arriba
Más desde arriba
Chinos tomándose fotos
Dos conejos
Camino congelado. Muy difícil para caminar