Lo gracioso es que lo importante para hacer en Nong khiaw consiste en meterse a una cueva donde la gente se escondía, en la época de la guerra de Vietnam, de los bombardeos gringos; subir a un morro panorámico y remar en kayak. Digo gracioso, porque eso hice… pero en Muang Ngoi!. Volví a tomar el bote que me había llevado el día anterior a mi destino, pero esta vez aguas abajo. En un principio íbamos a visitar una cascada pero, como estamos en elecciones, la gente del pueblo no nos dejó entrar. Vale la pena mencionar que Laos es comunista y las elecciones no son cosas que susciten muchas pasiones, solo se puede votar por gente del mismo partido y lo único que se puede observar, son unas carteleras en cada pueblo con la hoja de vida de los candidatos y unos dominós mostrando los números de los candidatos para los analfabetos. Abajo, hay otras hojas de otro tipo de candidatos, esta vez de militares muy condecorados con los mismos dominós, pero esta vez rojos – deben ser los candidatos autorizados a comandar la región.
Resumiendo, las votaciones son obligatorias y en los puentes hay retenes para no dejar salir, de los límites urbanos, a la gente del pueblo.
Volviendo al relato, no nos dejaron entrar, así que seguimos rumbo a Muang Ngoi y allí fuimos a la cueva, donde todavía se ven los utensilios que usaban para sobrevivir y más arriba, en la montaña, el mirador. No esta de más aclarar que en la subida se suda a chorros; acá el invierno acaba más rápido y el calor que hace es bastante.
Visto lo visto, almorzamos en una casita de una señora sentados en el suelo y después embarcamos para otro pueblo donde tomamos los kayaks.
Me tocó con una española increíblemente antipática que además de no querer hablar – si íbamos a estar juntos por lo menos 3 horas, alguito había que comunicar – y que para colmos, solo quería remar para un lado. Para mi felicidad, media hora después desertó, con la suerte que la novia de un alemán lo hizo también; así que juntos, Fabian y yo, remamos con buen ritmo por una hora más hasta que vimos el puente de Nong Khiaw, ahí mismo se nos acabaron las fuerzas.
Todo el viaje fue hecho sobre el Nam Ou, o río Ou, río que no es río sino más bien un lago pues de corriente, pocón, pocón. Si se paraba de remar el kayak se quedaba en el mismo punto.