El mar no estaba tan alborotado como a la ida, las olas eran de esas que son lo suficientemente grandes como para mover el barco, pero no de esas grandes que mueven de lado a lado la nave como a la venida donde el trabajo era mantener las pertenencias sobre el bote.
Lamentablemente viento si había, entonces basicamente la labor de todos los ocupantes era tomar el mejor puesto donde el agua que explotara en la proa no llegara en forma de lluvia horizontal, cada uno tomó su puesto según su propio analisis de dirección del viento, destino del barco, que fácilmente se podía ver desde abraao y el lado del barco donde estaban puestas las carpas para proteger a los ocupantes de las inclemencias del tiempo.
Todo empezó cuando el tiemonel se puso su chaqueta impermeable; eso fue mas o menos un aviso para todos los pasajeros de que iba a pasar. La salida de la bahía donde se encuentra Abraao es bastante calmada, pero una vez donde se entró a lo que se llama mar abierto (aunque no es muy abierto que digamos), el viento y las olas crecieron, resultó que despues de tantos análisis por parte de los pasajeros, no había ningún lado donde se pudiera proteger del agua; aunque no entraban olas por la borda, parecia que caía una lluvia engaña bobos dentro del barco, así que la mitad de los pasajeros decidieron meterse en la cabina o como se llame lo que queda debajo del barco.
Arriba quedaron una pareja con su niño tomandose fotos, un motoneto que como no se mojaba casi no le dió mucha importancia al caso y otros cuantos que no encontraban problema al mojarse.
Unos veinte minutos despues empezaron a subir a cubierta todos los de adentro, la causa, es bastante mareador… cada cual se ubicó en los lugares que quedaban y así fue que apareció frente a este testigo una mujer con sandalias verdes, camisa verde, correa verde y para que todo siguiera la misma moda y tendencia, también tenía su cara verde, verde clarito puede ser, o para ser más específicos verde mareo o verde prevomitivo.
La respiración profunda no es que ayude mucho a la situación, pero puede ser un buen placebo, es cómo se encontraba nuestra víctima, respirando y suspirando cuando llegó el primer signo de lo que más tarde iba a pasar; el niño de las fotos ya no se movía y sin mucha delicadeza el padre bastante previsivo lo puso casi fuera de borda en la parte de la popa para que pasara lo que era evidente lo que no se podía contener. Y vomitó el niño, volvió a vomitar, aguita para o menino dice el del lado, no se preocupe que todo ya está controlado, pues no, o menino vuelve y vomita, no llora, pues no es capaz de hacer dos cosas al mismo tiempo; pero mientras esto pasa la señora de verde observa aterrorizada al notar su antojo de hacer lo mismo, porque como todos quienes ya hayan pasado por esta situacion, el vomito es bastante contagioso; así que respiración profunda, unos cuantos porras, otros meu deus, marido la acaricia y ella vuelve a suspirar.
Pasa el tiempo y ya el agua no es una preocupación, solo una ola en todo el viaje fué suficiente para mojar a testigo y a varios pasajeros más, el problema es como se mueve el navío y lo poco que se acerca la costa.
Cerrar los ojos y murmurar meu deus no ayuda mucho, menos ahora que la señora del frente se doble y ponga su cabeza a la altura de las rollidas; no vomita, pero la posición es antojadora, entonces, unos porras, más caricias de su marido, respiración profunda y el suspenso sigue ahí. Todos quienes ven a la señora de verde solo esperan lo inevitable. Gente se cambia de lugar esperando llegar menos mojados a la costa, nadie habla, solo se oyen los susurros apaciguadores de los padres del niño que medio gime, medio llora y ya no vomita, ya se acabó el desayuno y la comida de ayer, los mismos que señora de verde tiene para ofrecer al mundo, ojala mar y no cubierta, pero de impulsos nada sabemos, así que solo queda apostar donde caera y que ojala no nos unte demasiado, porque hablando en serio, ya mojados estamos bien, no necesitamos aromas ni perfumes bilícos en nuestra ropa.
La costa crece pero no al ritmo deseado. Mujer abre la boca, todos contienen el aliento, falsa alarma, solo un bostezo, cierra ojos, porra, suspira, respira profundo, otro meu deus (con cara de cuando se acabará esto!) y sigue con su sufrimiento.
Por fín! el puerto, estamos que coronamos, solo es cuestion de minutos; marido sale disparado por las maletas que estan en la cabina, no solo marido, casi todos los pasajeros hacen lo mismo, así, despues de tomar sus maletas todos quedan de pié esperando al atraque, quedan sentados unos pocos pacientes y como no, señora verde sin marido que la acaricie, mas suspiros… porque no parquean ese barco ya!?, pues porque hay otro en el muelle y su capitan está muy entretenido conversando con alguien de quien no pdremos decir nada.
Diez minutos adelante y atras, mientras un tripulante insulta al del otro barco y el otro lo ignora son mucho tiempo para un mareo que ya dura una hora. suspiros, respiracion profunda y cara de agonía, ya para este momento no sirven, solo es tiempo de lo inevitable, algo que pasará en algun momento, que el barco atraque y que la señora haga lo que tanto tiempo ha pospuesto; pasa lo primero, todos bajan incluida señora verde, que aunque ya en el muelle sigue del mismo color, con los mismo suspiros, ya si tiene marido que la acompaña y muchos ojos también. Camina del muelle hacia la calle y pasó, coronó, llegó a tierra firme con su desayuno y comida en su garganta durante todo este tiempo, de una forma heroica y sacando fuerzas de donde no las tenía llegó a tierra. Es por esto que esta entrada se le dedica a nuestra señora anónima que nos entretuvo durante todo el viaje y muy a pesar de nuestro interes en ver como se acababa la cosa, ella, en contra de toda de toda probabilidad logró llegar a Jacareí. Lo que halla pasado despues ya no es cosa de nuestro interes, no lo vimos…
La costa verde medio azulosa por el día tan feo
Foto autista del día… pero no me aguanté
En la costa verde no hay garzas ni gaviotas, sino gallinazos! yo que estaba extrañadisimo porque en iguazú los japoneses le tomaban fotos a estos condores encogidos… que supieran que viven es de basura y carroña!