Si yo fuera el futuro dios-santo de una nueva religión, la bitacoriana, origen de futuras guerras, civilizaciones, prohibiciones gastronómicas, raras leyes, entre otras tantas arbitrariedades que acompañan a los credos, y acaso me encontrara clavado a un poste, en pelota, en un potrero donde caben tres vacas, a la entrada de Yarumal*, me sorprendería bastante si alguien, dos mil años más tarde, me dijera que en este mismo potrero habrá un templo milenario llamado el Santo Sepulcro lleno de oro y extranjeros extasiados en lágrimas dedicado a mi postifixión. Bueno, aclaro de una vez que eso no me sorprende: ya mi padre había pronosticado en mi wall de facebook que yo iba para dios y, como todo lo que aparece en facebook me lo creo, pues es obvio que eso no me sorprenderá. Lo que si me parecerá incomprensible es: ¿cómo diablos van a hacer para que todos los acontecimientos relativos a mi muerte quepan en este potrero de cien o doscientos metros cuadrados, donde más tarde construirán el templo? Aquí, clavado en este poste, aún puedo ver las casas que bordean el parque principal, la torre de la iglesia y unas acacias que funcionan como los límites del pueblo; como quién dice, el pueblo es pequeño y está bien cerca de este potrero, un kilómetro a lo sumo. Sin embargo, habiendo tantos otros potreros, montañas, caminos y pueblos vecinos, me postifican acá, seguramente alguien me desclavará aquí mismo, me meterá en ese bebedero de vacas y con un estropajo y la manguera, que no para de botar agua al lado, me lavará y restregará para que esté presentable, me va a enrollar en tres kilómetros de tela, para enterrarme no más allí, a tres metros, en ese hueco que los paras dejaron abierto y sin usar.
Cómo estamos en el trópico, en tres días los gusanos me van a comer enterito, con huesos y todo. Imagino que me eventualmente me desenterrarán y no van a encontrar nada, solo los tres kilómetros de tela que no se pudre (es de poliester). La gente creerá en un gran malentendido, dirán que entré derechito al cielo pasando por un hueco de la capa de ozono. Cortarán la tela, la venderán a altísimo costo, falsificarán otros cuatro kilómetros más y la distribuirán por todos los templos dedicados a mi. Cualquier mancha de humedad, quemado de arepa o combinación numérica será usada para demostrar mi resurrección. Compilarán mis tweets y posts de facebook en algún libro, que asumo llamarán el Libro. Pero eso en este momento no me importa: tengo mucho dolor en manos y pies. No crean que porque mi padre me ha dicho que seré un dios, no siento los clavos! Tengo mucho frío. Como ya les dije estoy enpelota y Yarumal está casi a tres mil metros de altura! En fin, no tengo idea que pasará después de mi putrefacción, asumiré que algún hacker me decodificará y montará mi código en la nube, pero eso son detalles que no me competen, esa gente hace milagros y nadie sabe cómo. Lo que realmente me tiene confundido es ¿Cómo harán para vender mi nueva religión si todo lo relativo a mi vida y obra cabe en un kilómetro a la redonda? ¿Cómo lograrán que la gente se mate y se joda la vida por mi, si todo lo que venerarán: el poste, la tela de poliester, el bebedero de las vacas, la trocha que une Yarumal con este potrero, mi pose aserejé en el poste con el sixpack bien marcado, la taberna donde escribí los tweets que aparecen en el Libro, repito, como harán, si todo lo que venerarán proviene de un pueblo perdido entre montañas sin importancia alguna? En fin, no logro entender porqué tanta gente en el futuro se verá afectada por cosas que le han sucedido en este pueblo a quien les habla, muerto en este potrero; todo aquí, chiquitico, cerquitica y sin ninguna importancia.
Afuera (1km)
Volvamos atrás (2km)
Vamos mucho más atras (5km)
* Yarumal es un pueblo en Antioquia, Colombia
“pastor” Lol
cuál es su @ Twitter?
No tengo ni tweeter, instagram o facebook. Sorry, la unica forma de seguir el blog es aqui!