Empezamos la nueva bitácora del motoneto con un nuevo país, Israel. El viaje fue corto por lo que las ciudades visitadas fueron las típicas visitadas por cualquier turista que pase por este país, pero bueno, que le vamos a hacer, mejor empecemos…
Los judíos allí. Los árabes allá. Si señores, por estos lados todo está bien separadito. No es un apartheid escrito en las leyes del país y sin embargo, si. Pues los árabes están por allí y los judíos por allá. Bueno, tampoco es para ponerlo en blanco y negro. Jaffa, la ciudad originaria del lugar, proveniente de los tiempos bíblicos tiene una población miti – miti: mitad árabe, mitad judía. Desde el pueblito, que es bien bonito (ya lo verán en las fotos) se camina por una costanera muy ambientada en dirección Tel Aviv. Se pueden ver familias enteras de árabes haciendo BBQ – al parecer les gusta mucho esto – y en ciertas playas se encuentran madres con sus niños metiéndose en el mar. Muchos de ellos, más que todo ellas, se meten al agua con toda la ropa puesta, asumo que por cosas de religión y pudor, otros, y otras como no, se meten al mar con ropa especializada para el agua, llámese vestido de baño. A los hombres al parecer no les gusta el mar, pero les gusta pescar. Al lado de estas familias pasan, provenientes de Tel Aviv, muchos israelitas trotando. Bastante lindas las ellas! En esta costanera hay bares playeros y músicos callejeros que la hacen muy amena. Eso sí, en el instante que el caminante cruza la frontera entre Jaffa y Tel Aviv, el paisaje cambia. Primero que todo, las familias árabes desaparecen. No es que haya un letrero que los prohíba, no obstante el limite entre ambas ciudades funciona como una verdadera frontera.
Corazones sensibles me preguntarán << ¿porqué, a un país que no respeta los derechos humanos, apoya al visitarlo? >>, la respuesta no podrá ser otra: el motoneto no escoge destinos por afinidad política, mucho menos por razones de derechos humanos porque si así fuera, casi todos los países del mundo estarían vedados, incluyendo el suyo propio, ya que en este aparte opaca a los demás. En fin, se cruza la frontera entre Jaffa y Tel Aviv y todo cambia. Aquí el ambiente tiene una cierta similitud con Copacabana, en Rio de Janeiro. En el lado de la ciudad hay edificios setentudos separados de la playa por una doble calzada que a su vez da con una ciclovía y andén de generosas proporciones donde los ciclistas van y vienen, gente trotando va y viene, hay músicos, bailarines y cantantes callejeros cada tanto, están los infaltables desocupados, filósofos, deprimidos, enamorados y demás personajes que nada mas deambulan o se sientan a mirar el mar sin mirarlo, quienes son acompañados sin querer por grupos vecinos con música en el celular mientras hablan bobadas y toman cerveza, mejor dicho una costanera, costanera que le sigue la playa y el mar. Poca gente nada pero muchas israelitas lindas se ven en sus bikinis asoleándose. Al igual que en brasil, están los que juegan tenis playa con seriedad profesional, alguno que otro pateando un balón y los infaltables que vaya uno a saber porqué, después del trabajo se van a asolear en grupos.
En Jaffa hice un free walking tour que entremezcla historia con una muy recargada parcialidad política y racial que no les describiré. En Tel Aviv deambulé sin destino. Es una ciudad bastante divertida, ambientada y movida. Vale la pena visitarla. Es bastante nueva arquitectonicamente hablando, así mientras la bíblica Jaffa se cuenta en milenios y centenarios, la Tel Aviv empieza a principios del siglo pasado. Hay un museo con fotos desde que era un arenero hasta hoy.
Los habitantes son un poco más difíciles, no son muy dados a ayudar al turista perdido, aún cuando saben que toda la información del transporte público está en hebreo y los visitantes nada entienden. Es tanta la amabilidad y disposición que en un principio me dije, estos son como los rusos (después me clarificaron que en gran medida los habitantes de esta región son judíos rusos). Si se interactúa con un empleado público, lo más seguro es que se será recibido con la peor cara y peor atención posible, además de un posible (y probable) sobre costo. Con los civiles el contacto es muy distante pero educado.
Para no alargar mucho el relato. Tel Aviv es linda, ambientada, con mucha historia reciente. Jaffa, es linda, ambientada y con mucha, mucha historia, todos los nombres y países importantes de la historia pueden ser nombrados por cosas sucedidas en ella.
Recomendado, leerse un resumen de la biblia o algo así, para cuando narren o uno conosca cosas bíblicas uno sepa de que demonios están hablando o se está viendo.
Lucio. Esta buena la crónica. Pon fechas, por favor.
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