Logramos tomar el bote en dirección Nong Khiaw, aguas abajo, parte de él iba a descender en Muang Ngoi y parte seguiría hasta el final, yo me incluía en este grupo. El bote, una canoa grande con una hélice instalada casi en la superficie, navegaba por un río sin corriente. En tres puntos donde los rápidos son más bajos de lo normal, debíamos bajar de él y caminar por la playa entre bueyes hasta un punto más adelante donde embarcábamos de nuevo. Las panorámicas iniciales no eran especiales, aparte de selva, se ven uno que otro grupito de bueyes con las cabezas fuera del rio, sin embargo, a medida que el barco se acercaba a Muang Ngoi, unas montañas encañonaban al río y la panorámica mejoraba.
Mitad del bote se bajó en el primer puerto y la otra mitad… también! Había que cambiarse de barco. Buena cosa, pues en el primero (unas 4 horas) las bancas eran tan bajitas (10cm de altura) que daba lo mismo sentarse en el suelo, las rodillas no daban más! El segundo bote tenía sillas de carro, pero solo cuatro, las de adelante, los que tuvieron suerte se sentaron en ellas; los que no, entre mochilas o en el suelo les toco seguir.
En la parte trasera habían dos enfermos, adelante, en la proa, como se pudieron, se acomodó una familia. Al igual que en Vietnam, los locales no se juntan con los extranjeros, no porque ellos no quieran, sino porque los conductores los hacen ir separados. Vaya uno a saber por qué. Casi siempre la distribución es así: los extranjeros atrás y los locales adelante – normalmente los extranjeros van hasta el ultimo destino y los locales se van quedando en el camino donde, a su vez, nuevos personajes entrarán –. Puede que esta division se dé por practicidad – facilidad de ingreso y salida del vehículo – o, para evitar que la gente del país se contamine moralmente de los enguayabados turistas; no tengo idea.
Sigo, Nong Khiaw es casi lo mismo que Muang Ngoi. La diferencia radica en que la carretera principal se encuentra asfaltada y el pueblo tiene más bares y guesthouses. Rapidito encontré una cama. Los otros compañeros de viaje, Esther y Brice, unos franceses y Laura y Phil, franco canadiense, toman otros hostales diferentes. Comida, cervezas y se acabó el día.
Bueno, me adelanto, con las cervezas me encontré con otros franceses que no hacía parte de nuestro bote. El hombre, de quien ya no me acuerdo el nombre, resultó tremendo aventurero: había cruzado el océano haciendo boat-stop y después había terminado como pescador en el caribe; un paseo de tres años de envidia.
Nong Khiaw tiene tres calles, allí se encuentra todo. Las atracciones son limitadas: una cueva donde se escondían de los bombardeos gringos – si en Vietnam la guerra y los bombardeos fueron injustos, ¡aquí fue un verdadero crimen! Intentaron volar todos los pueblos y habitantes del norte del país –. Como habían tantas cuevas, los habitantes, en general, se las arreglaron para sobrevivir, cazando animales por la noche y pasando el día encerrados. Hay, al lado del pueblo, un viewpoint, tal como lo llaman ellos en ingles, y es un morro que desde arriba se ve el rio Ou, el pueblo y las montañas. También se pueden hacer paseo en kayak. Pero eso lo dejo para mañana.
Q aventuras.
Mis respetos.