De Tallinn a Helsinki solo hay tres horas de ferri, mas o menos lo mismo que la distancia entre Buenos Aires y Montevideo. La diferencia radica en el tamaño del barco, acá en el Báltico, súper grande, allá en la plata, grande. Me imagino que las velocidades serán diferentes, pero igual, lo que importa del ferri es que uno compra la boleta, entra en él y no sabe dónde sentarse. De los siete u ocho pisos que tiene el barquito, solo uno tiene un restaurante, justo el único sitio con sillas. El resto del barco, son tiendas y halls con desubicados turistas mirando y caminando de un lado a otro preguntándose qué deben hacer, o donde se deben meter, para poder descansar. Pasarán tres horas así y nunca encontrarán lugar… No lo hay. El motoneto, o sea yo, rapidito, después de una caminada con cara de bobo leyendo letreros ilegibles, encontró un banco junto a una ventana y sin consideración por los demás de este lugar se apoderó. Solo quedaba en el hall otro banco que fue tomado por una pareja. Con tantas personas velando sitio, era simplemente imposible dejar el lugar y esperar que la buena fortuna lo dejara solo hasta la vuelta, así que ni baño, ni restaurante, ni nada, lo importante es el banco, el que no se dejará en las siguientes tres horas. Al lado, metida en el marco de la ventana se sienta una señora con el perro mas descanificado jamás encontrado y dos chinas. Las chinas, groseras como siempre, hacen muecas mas que evidentes que no quieren tener al perro al lado. No están bien informadas. Ese lindo labrador sentado ignorando sus aspavientos tiene mas educación, conocimiento de protocolos entre desconocidos, comportamiento en diferentes medios de transporte y posiblemente mejores modales de mesa tiene encima que cualquier lector de este blog, incluyendo a algún perdido doctor que por esta página pase y, por supuesto, ambas chinas que reniegan de él.
En Finlandia, en lo que encuentro un extremo legal, los perros necesitan licencia, educación oficial (con amo incluido y todo) y su propietario tiene que sacarlo tres, óigase bien, tres, que no son dos ni una, tres veces al día a pasear so pena de multa si algún vecino lo denuncia. En sociedades tan organizadas obviamente personas con severos intereses en lo que los demás hacen, es lo que hay, así que el amo, al comprar un lindo can, lo que adquiere es una responsabilidad tan grande como tener un niño, así, con tanta exageración, lo importante del ferri, es que todavía hay gente en Finlandia que quiere tener un perro.
Una vez en Helsinki, tres horas después, puedo recorrer la ciudad desde el puerto hasta el hostal, el más caro jamás pagado (y el mas barato de todo el país), que queda al otro extremo del centro. La caminada fue de unos 40 minutos, lo que mas o menos deja la idea de lo pequeña que es la ciudad. El ser pequeña es una ventaja porque se puede caminar toda sin tener que recurrir a los tranvías, que viendo el costo de una cervecita, 8 euros, algo así como 20.000 pesos colombianos, eso sí, si es comprada en un barcito pobretón, nunca les sabré decir cuánto cuesta en un bar o restaurante porque los precios locales prohíben cualquier intento gastronómico. Si comida rica se quiere comer, sea un kebab, o en los días de feria, ir al puerto donde venden unos salmones deliciosos por precios pagables, en fin, lo que les quería decir es que el tranvía debe ser tan caro, que se agradece bastante el tamaño de la ciudad.
El centro de la ciudad es bastante bonito y agradable, con parquecitos, calles peatonales y en esta ocasión un clima un poco mas bajo que el de Tallinn o Sankt Peterburg, que el motoneto agradece de todo corazón. Si se baja a los barrios del sur, se encuentra una arquitectura no muy vieja, ya que la ciudad no es precisamente una de esas viejísimas urbes europeas, pero lo que importa no es lo viejo o lo nuevo, sino que en conjunto dar un paseo por estos barrios, vale muchísimo la pena. Arriba de la estación principal hay otro parque con lago incluido para pasear o montar en bicicleta, y al occidente otro mas, este con mar, muelles, veleros y posiblemente paseos en canoa o kayak, y por último en la misma plaza de la estación hay un restaurante colgante, bastante ridículo a mi parecer, pero que la gente hace fila y está dispuesta a pagar bastante para entrar. La cosa consiste en una grúa de construcción grande con una estructura con unas doce (o mas) sillas amarradas con un barcito en la mitad y entre todos ellos un Kenny G con su saxofón amenizando o a mi parecer desamenizando la subida. Los platos vienen hechos desde alguna cocina en las cercanías y la única utilidad de este paseo parece ser la foto Facebook. No me pregunten si alguno de los comensales quiere ir al baño que puede hacer, aparte de esperar las dos o tres horitas que debe durar la operación.
Uspenskin katedraali, catedrál ortodoxa en honor a la ascención de la virgen maria (o algo así)
Barcos y juegos al otro lado del puerto
Cielo en Helsinki
Líneas del tranvía entrando a la plaza principal, Senaatintori, la plaza del senado
La mayor pérdida de tiempo en la visita a la ciudad, la iglesia enterrada en Töölö. Temppeliaukion kirkko de nombre y nada especial aparte de ser grátis
El lago en Töölö
Töölö y su parque para caminar y hacer deporte
Linda arquitectura moderna en el centro de la ciudad
Cafecitos entre edificios super caros y modernos en todo el centro
El restaurante colgante
La estación de tren
Edificios en el centro
Helsingin tuomiokirkko, la catedral principal de helsinki
El puerto
La Esplanadi, una esplanada o rambla en todo el centro
Barrios típicos de la ciudad
Centro de la ciudad no tan moderno pero muy agradable
Muellecitos
Una escultura que no vale la pena, Sibelius de nombre, pero la pongo acá porque me toco caminar bastante para encontrarla y darme cuenta que no valía la pena
Ya no me acuerdo que es eso… creo la estación de bomberos
Detallitos nórdicos en la fachada
La isla suomenlinna, un fuerte que sirvió en la segunda guerra mundial para defender la ciudad de ataques aereos y de ataques marinos
El fuerte de la isla
Una esclusa en la isla
Una cripta un tolin exagerada para un tal alexander, que me imagino se creía un gran defensor de los tiempos romanos… aunque por aquí no hayan pasado