Nada que me de más rabia que mi celular o computador decida en que idioma debo ver los nombres de la cosas, así pues, maps dot me, la aplicacioncita para poder ubicarse en el extranjero sin ser expiado en demasía, decidió que para mi, Lübeck, solo podrá ser presentado como Lubeca. Con semejante nombre tan feo, casi se me quitaron hasta las ganas de ir. Si no fuera porque se encontraba cerquitica Hamburg, no entraba a este blog!
Haciendo un esfuerzo extraordinario para olvidarme del nombre castellano de una ciudad germana, tomé un tren y a este pueblito llegué. Se caracteriza por poseer una tor grande a la entrada, siendo tor un portón de muralla. Por eso la puerta de brandemburgo se llama Brandemburg Tor, no tür; la verdadera palabra para puerta. Me imagino que esto sucede porque en español decir el portón de brandenburgo suena raro. Pero me desvío, el arco gigantesco a la entrada de Lübeck es una tor y no una tür sin importar que se encuentre en la mitad de un round point y que tenga severos problemas en cuanto a su estructura.
Pasada la glorieta, tor o gate, se llega al pueblito propiamente dicho. Muy bonitico y más que todo, chiquitico. Construido en esos ladrillos oscuros como los que se pueden ver de lo que sobrevivió de Hamburg. Este pueblito, con callecitas estrechas y serpenteantes, se expande a lo largo de diez, oigase bien, diez metros cuadrados. Bueno, exagero. No eran diez, pero si eran pocos. En ellos pude recorrer las callecitas de extremo a extremo varias veces y, una vez hecha la marcha turística de regla, me detuve a comer el producto numero uno del pueblo: mazapanes!
Los venden de todos los colores y sabores, son de almendras y saben delicioso. (Muy parecidos a los del Astor) Hay una tienda en el centro que al parecer es la marca más famosa y la causante de la denominación de origen para los mazapanes lübeckeños y se llama… se me olvidó. Déjenme ya me meto a google. Ok, se llama Lübecker Marzipan-Speicher. Adentro me compré una buena bolsita de ellos con formas de frutas, muy decorados. A la bolsa también vinieron a dar otros, en esta ocasión empacados como chocolatinas. En fin, comido y turisteado, en un tren rumbo a Hamburg al final de la tarde me fui.
Uno de tantos canales
Tor, Holstentor
Como ven, un poquito torcidita
Otro de los canales
Casas de ladrillo
Más de la Holstentor
La parte vieja
Un dragón en la parte vieja
Como para variar, la catedral en reparación
Alemanes… ladrillo por ladrillo, la iglesia es analizada
Lago vecino
Vista de la ciudad desde el lago
Calles
Calles