Querido diario: hoy me duele el culo; no es que yo me haya ofrecido voluntario como monaguillo para entretener curas ociosos, no, no, no; es que tuve la grandiosa idea de manejar 700 kilómetros en una scooter, pero juro, rejuro y lo prometo que no lo vuelvo a hacer!
Llegue a una pueblo que se llama Villa Mercedes, que para alcanzarlo se necesita recorrer toda esa distancia y además, lograrlo sin dormirse (casi me pasa, terminé en una cuneta – pero no me caí). El paisaje es igualito todo: las pampas podrán ser lo más productivo del mundo, pero para pasear, nooo. Hice todo esto en 11 horas, con un clima lo más de decente (nada que ver con el calor insoportable que hace en Buenos Aires por estos días) y llegué al pueblo a buscar hotel. En la entrada un man en una moto me ayudo a llegar y el primer hotel que vi, me gustó y allí me quedé.
El pueblo es pequeño, pero súper limpio, ordenado y, aunque no es una belleza colonial, es bonito; tiene de todo, concesionarias de todas las marcas de carros y motos, tiendas, restaurantes y como lo dice el slogan donde comí, un sitio de comida rápida (Springfield, el primero y único fast food mercero! – aclaro que el spriengfield viene de los simpsons, yo me comí un homerosaurio o algo así).
Bueno, eso es todo, ya me tomé mi dolex y ahora a dormir.
Lo que se ve en cualquier parte del trayecto
La moto con el monotono paisaje
Punto A a Punto B, en argentina como en la geometría siempre será una linea recta