– Mamá. ¿Cuándo volverá?
– Déjalo Anne, lo hemos perdido. Hay que aceptar las pérdidas tal como vienen y ésta, por dolorosa que sea, debes encararla con entereza. Yo sé que lo quieres de vuelta pero nos ha dejado y estoy segura, no volverá.
– Pero mamá, ¿has perdido la fé en tan poco tiempo?
– Ya han pasado dos años. Lo he buscado por todos los lados y tu lo sabes. No me mires con esa cara. Fuiste testigo de todos los avisos que puse en los postes, puertas y paredes. Fotocopias, fotocopias y más fotocopias con su rostro en cada una de las lámparas de nuestro barrio y, antes que me lo reproches, me acompañaste bañada en lágrimas a pegarlos en lugares que, aunque imposibles que por allí estuviera, igual tuvieron su retrato y aviso de búsqueda. Acéptalo, la vida continúa. Sin él, claro. Buscaremos otro que nos haga compañía.
– No será lo mismo. ¡No es él!
– Deja de llorar, me haces sentir mal. Llevo dos años buscándolo, solo por buscarlo, sin esperanzas, solo por ti, métetelo en la cabeza, no volverá.
– Sí. Sí. ¡Sí lo hará!
– No. ¡Madura! ¡Aprende a vivir la vida tal como es!
– ¡No deseo aprender! ¡Lo quiero devuelta!
– ¡Yo también! ¡Pero no lo volveremos a ver!
– ¿Por qué?
– Porque la vida es cruel; las injusticias pasan; los dramas aparecen de improviso. Mi amor, nuestra fortaleza es mantenernos unidas. Unidas como familia que somos, así ya lo hayamos perdido, somos una familia de dos. ¡Deja de pensar en él! ¡Liberate! ¡Libérame de este yugo! Ya estoy cansada de buscarlo, si tu me dejas puedo encontrarle un reemplazo.
– ¿Reemplazo? ¡No!
– La vida continúa, quiero que pases la página. Compórtate como una adulta. Deja de insistir con esto. ¡Ya no tienes cinco años!
– ¡Pero yo quiero que vuelva!
– No volverá.
– ¡Sí! Sí lo hará, si tu lo buscas!
– ¡Estoy cansada!
– Un último esfuerzo, porfis.
– ¡No! ¡Estoy cansada!
– Te lo prometo, si lo buscas por última vez, así no aparezca, dejo de insistir.
– No te creo.
– Lo juro. Lo prometo. No volveré a mencionarlo; me libraré de su recuerdo; dejaré de atormentarte por su falta.
– ¿Estas segura?
– ¡Sí! Solo búscalo la última vez. Yo te acompaño. Te prometo que dejaré de llorarlo, añorarlo y nunca más volveré a molestar a la gente del barrio preguntándole por él.
– ¿Prometido?
– ¡Con la mano en el corazón!
– Esta bien. Que conste que es la última vez que le buscamos. Dejarás de comportarte como si tuvieras cinco años. ¿Esta bien? Ok, déjame yo saco unas nuevas fotocopias con su retrato y lo buscamos de nuevo. Eso sí, métete en la cabeza que será difícil que alguien sepa sobre su paradero. Si no aparece de aquí a dos semanas me prometes que dejarás de pensar en él.
– Eso no puedo prometértelo; sin embargo si puedo asegurarte que dejaré de insistir en su búsqueda.
– Me vale. Aunque vuelvo a insistir en que deberías aceptar su pérdida y vivir tu vida. Tienes tantos años por delante que podrías gozar sin tener que preocuparte por quienes han pasado por tu vida. Puedes tomar lo positivo que te dejaron y continuar viviendo tus días con su grato recuerdo.
– Eso haré mamá, ahora hagamos las fotocopias.
Gracias mamá por seguir intentándolo
Ahora, otras fotos de hamburgo
La ciudad mas bacana de Alemania!
Venganza!
Buen toque
Speicherstadt, el puerto viejo que por milagro medio sobrevivió a la guerra
Monumento importante que como para variar se encuentra en mantenimiento
Binnenalster, el lago interior
El puerto en la ciudad vieja
La ciudad desde el Elba
Puerto en el Elba
Playa en Öbelgönne
Callecitas en Öbelgönne
Puerto en Öbelgönne
Die Hafen oder der oder das
Fachada en St Pauli
Peleas contra nazis en St Pauli
Canal en Winterhude
Bicicleta que ha conocido mejores días
Ausseralter
Muelle en el Ausseralter
Barrio bohemio de Schanze
El puerto viejo
Bonito reportaje de Hamburgo! Felicidades, buen trabajo 🙂
Muchas gracias!
Que bueno que te gustó!