Erase una vez una isla linda, muy linda que quedaba en Croacia. Esta isla sufría de delirios narcisistas y cada vez que salía el sol y veía su silueta, reflejada en el cristalino mar adriático, le preguntaba a este: – Marcito, marcito decime, ya que a todas has hoy reflejado, cual isla es la más bonita? – Y el mar, confundido por lo absurdo de la pregunta, molesto por lo recurrente y apenado por no saber como decorar su respuesta, decía: – Korčulita, mi isla de mis amores; tu sabes bien que a todas las quiero por igual. No te puedo responder nada diferente a lo que te digo todos lo días. Todas ustedes son iguales de lindas. – Pero Korčula insistía. – Si, yo sé, todas somos lindas, pero cual es la que más? -. El mar respondía con tono retórico – No te sé decir; todas son lindas -. Korčula se hacía la ofendida pero, al final de cuentas ninguno de los dos tenía como continuar con la absurda conversación; así que cada uno seguía con su día como bien podía. Sin embargo, un día, Korčula envalentonada amenazó:
– Si no me respondés con sinceridad, haré que los habitantes de mi isla evacuen toda su mierda en vos!
– Supongo que todas ya lo hacen
Y Korčula, desarmada con la respuesta, lo desafió: – Si no me decís cual es la isla más linda, te lo advierto, dejaré de…
Irritado con la provocación el mar la interrumpió – Ya que en esas estamos, pues bien, te mando al motoneto!
Y es así, con semejante introducción es que el motoneto llega a Korčula (en realidad lo hizo en un ferri) y sí, no hay nada que hacer; Korčula es especial pero no única, es tan linda como cualquier otra isla Croata: mar cristalino, playas hechas de rocas – ojalá cortantes -, pinos en vez de palmeras, grillos en vez de gaviotas, pescaditos bien visibles nadando alrededor de uno. Pequeños pueblos dálmatas muy pintorescos, en este caso Korčula pueblo y Vela Luka, además de bahías que sirven de fondeaderos para barquitos pescadores y veleros, llamadas en Chile, caletas. En mi caso, me quedé cerca de una llamada Prižba. El pueblo tiene una tienda de abarrotes, dos restaurantes, 25 casas y una playa con piedras más pequeñas que la hacen parecer una playa (por eso aparece en el mapa).
El pueblo más importante es el que le da el nombre a la isla, Korčula; un centro urbano amurallado, de estilo veneciano, muy bonito y bien pequeño, que tiene como motivo de souvenirs, decoración tendera y temática de tours turísticos al conocido personaje, Marco Polo. Aducen ellos que el nació allá, aún conservan todo lo relacionado a él. En los tours turísticos dan muchos datos sobre el hombre y su vida y si alguien, por si acaso les reniega afirmando que el tal señor Polo de hecho era Veneciano, recibirá, aparte de la mala cara, una cantidad de datos que prueban lo contrario; el hombre era de allá y eso no se discute. Por eso es que está la vía de los Polo, la casa de Marco Polo, el restaurante de donde Marco Polo comió y sobretodo, las camisetas Polo, de Ralph Lauren, las originales! En fin, ingorando lo relativo al señor Polo, queda para los ojos un pueblo pequeño muy bonito rodeado por restaurantes, una mar cristalino y un viento muy agradecido en estos días de altísimas temperaturas.
Q poesía.
Bellísimo escrito.
Gracias