Prólogo I

Mi trabajo oficialemente terminó el miercoles. Al siguiente día, es decir, el jueves, sería el día de partida; pero…
El miércoles por la noche me vi tan cansado que decidí que lo más correcto era no salir el jueves. Algo que ninguno de los planes tenía previsto; cosa que en realidad nunca sería una sorpresa, pues desde que la bitácora existe, ninguno de los planes de viaje se ha realizado en concordancia con los planes previos. Por lo tanto, el jueves empaqué con toda la calma del caso las tres maletas que van medio integradas en la bicicleta: Handlebag, framepack y el Drybag que va en la parrillita de atrás. Como para resumir la empacada, en la de atrás va lo relacionado con el camping, en la de adelante va la ropa, en la del centro van los repuestos y herramientas, además de lo que no cupo en las dos anteriores.

Para resumir el jueves: dormí toda la mañana, afuera llovía. Por la tarde internetié sin destino, pues aún llovía. Por la noche me digné a empacar. Mientras todo esto hacía, me preguntaba que habría pasado si hubiera salido ese mismo día?

Distancia: 0km

Ascenso: 0m

Clima: Lluvioso

Estado: Cansado

Pues pasaba que, la rambotizada idea de mi persona, en cambio se había levantado muy temprano para tomar un tren rumbo a Delemont. Hizo esto porque, si algo aprendió en el Camino de Santiago, es que la primera jornada debe ser suave. Llegado a Delemont se montó en su bicicleta y en poco tiempo hizo los 75km de la jornada. A las 3pm armó su carpa y, mientras miraba el lindo lago de Neuchatel, descansaba para la próxima jornada.