Bellinzona – Hospental

​Ha pasado bastante tiempo desde que este blog, el del motoneto, ahora sin moto, publica algún viaje. La idea es desatrasarnos de muchos paseos para poder enfrentarnos al que viene: el camino de Santiago (a pie). Por eso, a modo de practica, publicare viajes desde el verano pasado y esta primavera, para poder acostumbrar las manos al mini teclado con que esto escribo para poder así, día a día, publicar las exitantes historias que le pueden suceder a una persona caminando todo el día por un camino desolado, todo, desde un celular.

Cómo ya ven, si el futuro es a pie, pues el pasado es en bicicleta. Asi pues, sin más ni más, Bellinzona – Hospental pasando por San Gottardo.

Bellinzona queda en el Ticino, el cantón suizo que habla italiano. Queda un poquito más arriba de Lugano y es el sitio donde empiezo el viaje por la siguiente razón: es más barato!

La bicicleta, una Raul Mesa de los años de upa, siendo upa algo así como 1990, ha llegado a estas tierras para hacer su primer viaje en tren, Basilea – Bellinzona. El único aditamento especíal que le compré fue una parrillita para amarrarle la mochila, y, el único cariñito que recibió fue un poco de grasa en la cadena; hasta ahi llegó mi proactividad mecánica.

La bici

Por cuestiones presupuestarias amanecí en un Youth Hostel que a su vez era un colegio, dejándo como único recuerdo, yo, caminando en toalla después de bañarme, por un corredor lleno de niños en recreo.

Una vez afuera y la mochila amarrada en la bicileta, crucé la ciudad tan italaliana como las italianas y por un vallecito comencé a subir. El camino no fue por la carretera principal, no , no, no; acá las bicicletas tienen su carril específico que ha veces coincide con la carretera (el ciclista tiene la prioridad)  pero muchas veces las ciclovías van por otro lado: entre bosques o al lado de rios cuando son bonitas, o, por detás de las industrias o carrileras cuando son feas. Digamos que la subida hacia el paso de San Gotardo clasifica entre las bonitas.

Los primeros treinta kilómetros fueron relativamente planos, solo ascendí 300 metros. Una vez pasé un pueblo llamado Giornico, el valle del Ticino subió unos 1000 metros hasta Airolo, unos 32 kilómetros más lejano.  Airolo es la famosa entrada del túnel de San Gottardo (el que pasa los Alpes por debajo – raro un túnel que lo haga por arriba!), en fin, en este pueblo, me comí de almuerzo un paquetico de galletas y pasado el suculento manjar, tomé este pueblo como el punto donde comienzaba la diversión: la subida al paso de San Gottardo!

Airolo – San Gottardo

Son unos 12 km donde se suben otros 1000 metros pero con dificultad añadida: pavée! El problema es que uno ya está cansado; lleva 62km y unos 1300 metros encima, pero como la vista era lindísima y el pico aún tenía nieve y el estómago tenía unas galleticas, pues venga, para arriba nos fuimos.

El camino viejo

Una vez arriba, al lado de un lago, vecino a un hotel, el único, me comí un curri wurst y listo! Arriba hacía un frio tremendo, me tocó ponerme guantes, bufanda y la chaqueta para la lluvia. La señora que me vendió la salchicha ya habla con su marido en alemán, no siendo más, paleteado por el frío, me monté en la biclicleta y por una bajada lo más de sabroza, me fui hasta llegar a Hospental, un pueblo de 10 casas donde me quedé a dormir.

Helado
Hospental

El resumen del camino fue de 86km, 2500m de ascenso en unas 5:30 hoas (7 contando paradas). Vale la pena notar que el mítico paso de San Gottardo es menos duro que el paramo de letras! Eso sí, tiene pavée.

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