San Martin no es como Pucón, aunque es más o menos lo mismo. Me explico: los dos son pueblos pequeños, al borde de un lago, son super turísticos y están llenos de comercio. La diferencia radica en que en Pucón todo se encuentra en 9 manzanas y en San Martín todo esta localizado en dos calles (obviamente la calle principal de San Martín se llama San Martín y pasa por la plaza San Martín) pero estas calles son bastante largas. La oferta turística es más grande en San Martín pero creo que Pucón tiene un ambiente más cálido.
La arquitectura de ambas es europea pero diferente; no sabría decir de cuál región podrá ser la inspiración arquitectónica de cada uno – Baviera, la Alsacia, vaya uno a saber cuál otra –.
Por estos días hay una niebla como la de Lima; sin embargo no es ninguna bruma cíclica, en realidad resultó que son las cenizas de un volcán en Chile que hizo erupción hace unos días – no hay nada cerrado de aquí para abajo entonces no me preocupo –.
Salí para hacer un recorrido por el lago Lacar pero, durante el recorrido, el camino se volvió tan estrecho y las piedras tan grandes, que no pude seguir con la moto; así que continué a pie.
¿Adivinen quién se perdió en el bosque!?
Afortunadamente después de una hora tratando de devolverme y hacer campo traviesa logré llegar a donde había dejado la moto; todo un alivio pues ya me estaba timbrando.
Después, como para variar, vi que me había equivocado de camino… ¡Ahhh el GPS y sus manías!
Como me dio pereza hacer la vía correcto, me fui para el siguiente lago, llamado Lolog, con una ruta sin asfalto, bastante entretenida, teniendo obviamente el lago como destino final; pero, si se continuaba la ruta bordeando el lago, el camino se convertía en un circuito que llegaba de nuevo a Junín de los Andes, donde les escribo esto.