Salimos de Rusia en tren de la época comunista que tenía como característica principal que los árboles y postes que se veían por la ventana pasaban muuuuuuy despacio. De Sankt Peterburg a Tallinn siete horas, algo para nada esperado, así que a la ciudad he llegado a media noche sin saber muy poco donde quedaba el hostal. En el mapa de la estación de tren veo mas o menos como será la ruta que tendré que caminar, pues los trams poco los he entendido y así, creyendo que tendría que caminar la noche entera me he encontrado en el otro extremo de la ciudad en media hora, la razón… Tallinn es chiquitica! En fin, es pequeña, lo que no es tan fácil son las direcciones; afortunadamente aquí paso a otro mundo, donde las personas ayudan a los turistas perdidos, algo enteramente diferente a Rusia, el único problema es que ellos tampoco se saben las direcciones. Estando dos veces a una cuadra de mi dirección, y siendo las cálidas una de la mañana (muy cálidas por cierto porque esta vez me ha tocado un verano, el más caliente en cincuenta años… por eso es que he sufrido tanto en Rusia, la única diferencia es que aquí se pueden quejar, en Rusia en cambio son muy machos y quedaría muy feo quejarse por el clima) volviendo al horario y ubicación, dos veces me han hecho perder los amables estonios. Dos veces mas volví al sitio que creía estaría el hostal pero milagrosamente la calle desaparecía en el éter hasta que por fin encontré el hostal. Dormir? No, primero una cervecita de celebración.
Tallinn, la capital de estonia es muy pequeña, una caminada rápida demuestra que lo importante esta entre los muros medievales que la protegieron alguna vez de sus enemigos. Tres iglesias, Santa María, San Olafo y San Nicolás son las importantes, en un cerro mas alto esta una catedral ortodoxa a Alexander Nevski, es grande y está en el sitio principal, pues en el siglo pasado los rusos se habían anexionado este país y habían creado en tiempos zaristas un intento forzado de rusificación del país. En este intento, también llevaron la iglesia ortodoxa. La historia de Estonia es variada, primero fueron algo así como unos vikingos, o para usar la palabra mas común en esas épocas, unos bárbaros. Primero se llamó livonia, después fue parte de la orden Teutónica, los templarios del norte, quienes gobernaron esta región durante un tiempo largo hasta que pasó a manos de Suecia, el país mas rico de la región quien tristemente perdió a estonia en la guerra contra Rusia. Durante las guerras mundiales todo fue un bololoi en que el país terminó perdiendo mas estonios y los rusos metieron mas rusos. Se independizó con la caída de la unión soviética, pero igual el odio hacia los rusos quedó. El problema ahora es que un tercio de su población es ruso parlante, problema que resolvieron no dándoles ciudadanía y dejándolos en un extraño limbo, excusa que algún día Rusia tendrá para hacer alguna de las suyas…
La ciudad es bonita, los estonios son súper simpáticos, es un poco mas barata que Sankt Peterburg y muchísimo mas barata que la impagable Helsinki, en veranos extraordinarios hace un calor inaguantable, en los normales hace friíto, el idioma es muy parecido al suomi lo que lo hace simplemente imposible, igual todo el mundo habla inglés, así que no problema, la arquitectura es linda, muy medieval, es por eso que los meseros están, en los lugares turísticos, disfrazados de templarios, juglares o cualquier otro motivo de la época para atender a sus clientes.
El puerto de Tallinn
Torre muralla y torre iglesia
Puerta costera, entrada desde el puerto a la ciudad antigua
Calles de Tallinn
Vista aerea con las dos iglesias (San Olafo, San Nicolás) y la ortodoxa de Alexander Nevski
Vista superior de la iglesia de San Nicolás
Vista de la ciudad
Iglesia de San Olafo
Edificio medieval
Plaza principal
Restaurantes de la plaza principal
Calles del centro antiguo
La catedral de Santa María
Puerta de Viru
Barcitos y restaurantes
Suveniirid, souvenirs, única palabra que se puede entender del estonio
Techos
Techos
Edificio mas moderno y alto de Estonia
Bonitas fachadas
Detrás de la muralla
Al frente de la muralla
Fuera de la ciudad antigua, Estonia no parece tan pudiente
Perro bravo